Churchill, la personificación del concepto de Pérfida Albión, el peorpersonaje del siglo XX, un genocida convicto
- Márcio Forti
- 15 sept
- 24 Min. de lectura
Marcio Forti [1]


Muchos se preguntan las razones por las cuales unos tienen una aversión, rechazo, repulsión o incluso una mera mala voluntad hacia Inglaterra y todo lo que de ella emana, como, por ejemplo, la selección inglesa de fútbol. En eso debemos recordar que, el fútbol no se incluye en ello, pues según sus vecinos norteños escoceses, la matriz ancestral del deporte más popular y apasionante del globo terráqueo nació del lado de la frontera que lleva la gloriosa cruz de San Andrés en su simbología iconográfica nacional. Dicho eso, cabe mencionar que, los que cuestionan el uso de dicho término, muy probablemente, nunca han asistido a una clase de historia.
1- Contextualización histórico-geopolítica del concepto de Pérfida Albión
Bueno, el término de Pérfida Albión para retratar la famosa Isla Maldita, por así decirlo, jamás ha sido en vano. Consiste en una expresión peyorativa utilizada, muy a menudo, para referirse a Inglaterra, en términos considerados anglófobos u hostiles por parte de los defensores de los ingleses. Tuvo su enorme divulgación por el uso reiterado de Napoleón Bonaparte en las llamadas ‘guerras napoleónicas’ o ‘guerras de la coalición’, durante los años que gobernó en Francia. La tomó del poeta y diplomático francés de origen español, Agustín Louis Marie de Ximénès (1726–1817), en su poema L’ère des Français, publicado en 1793, en el que animaba a atacar a ‘la pérfida Albión’, en sus propias aguas: “Attaquons dans ses eaux la perfide Albion”.
El término ‘Albión’, como señala la historia, es de origen celta. Sin embargo, los romanos lo asociaron al latín albus (blanco), en referencia a los acantilados de Dover, al sur de Inglaterra, de un característico color blanco, que son lo primero que se ve al aproximarse a la isla inglesa desde el norte de Francia por vía marítima. El adjetivo ‘pérfido’, por su vez, aplicado a Inglaterra, ya se había empleado, al menos desde el siglo XVII, siendo usado también en uno de sus famosos sermones por el historiador y teólogo francés, Jacques-Bénigne Bossuet, que comparaba la oposición a la fe católica con la que los ingleses, aislados por sus mares, sostuvieron contra los antiguos romanos: “L’Angleterre, ah, la perfide Angleterre, que le rempart de ses mers rendait inaccessible aux Romains, la foi du Sauveur y est abordée”.
Napoleón Bonaparte la popularizó durante las guerras posteriores y ha vuelto a usarse en todos los conflictos en los que ha intervenido Inglaterra a lo largo y ancho del globo terráqueo, como, por ejemplo, en la Guerra de las Malvinas; en la Guerra Anglo-Irania, en la coyuntura del Gran Juego; en la separación de la isla de Bahrein de Irán; así como, la Gran Hambruna iraní entre 1917 y 1919, que resultó en la muerte de entre 7 y 9 millones de personas; la triste injerencia inglesa en India; la creación artificial de Bélgica en el escenario del Congreso de Viena; el despojo cruento territorial de la Banda Oriental contra las entonces Provincias Unidas del Sur, entre muchos otros eventos históricos en que Inglaterra estuvo estrechamente implica de una manera altamente trágica.
También fue una expresión empleada en la España de la posguerra para referirse a Inglaterra. En la rebelión irlandesa de 1916, conocida como el Alzamiento de Pascua, se inspira una canción tradicional ‘Foggy Dew’, que presenta, a la Pérfida Albión vacilante ante el ruido de los rifles al caer la negra noche: “Oh the night fell black and the rifles’ crack Made perfidious Albion reel”. Si no fuera poco, en el capítulo XIX del libro Bodas Reales, perteneciente a los Episodios Nacionales de Pérez Galdós, también se menciona la expresión Pérfida Albión, estableciendo una analogía entre Inglaterra y un cierto animal.
Como vemos, dicho mote jamás ha sido en vano, trae raíces a lo largo del desarrollo histórico, algo transferido a sus nietos estadounidenses, herederos de ello, pues como nos muestra la geopolítica contemporánea, la PAX estadounidense vino a sustituir la inglesa, en el famoso proceso de transmisión del bastón que se dio a cabo, entre la Guerra hispano-estadounidense de 1898 y la Operación Ajax de 1953 desmantelando el gobierno iraní del profesor Mossadegh en 1953, cuando los ingleses pidieron respaldo a los estadounidenses para proyectar el golpe de Estado que devolvió al Shah, el poder totalitario.
El cardenal Newman explica qué es Inglaterra: “Desde Enrique VIII, la misión de Inglaterra ha sido la destrucción de la soberanía del Papa… Los hombres han contemplado sus ejércitos, su armada, sus barcos mercantes cubriendo los mares, la industria y el gran capital, señalando: Nada es tan grande como Inglaterra Anglicana. Fueron deslumbrados por su gloria mundana y se convirtieron en materialistas, abandonando a Dios y la fe para servir a la bestia y adorar su imagen”.
Y, no hay en la historia contemporánea, mejor figura que encarna este espíritu que Winston Churchill. Dicha personalidad personifica el carácter inglés de la Pérfida Albión. De ascendencia mixta inglesa y estadounidense, Churchill, también retrata ambos lados del Arco Transatlántico de la Anglósfera, siendo una especie de artífice de la transmisión del bastón entre la llamada Pax inglesa a la hegemonía del Tío Sam (pax estadounidense). No en vano, viene a ser venerado por liberales de todo el mundo.
2- El verdadero rostro de Churchill, la perversidad del héroe liberal
Winston Churchill es idolatrado y venerado por neoliberales e, incluso, por ciertos sectores marxistas. El culto a dicho personaje es sólo mantenido por quienes quieren mantener la hegemonía neoliberal. Churchill, siendo el enviado de la Banca Rothschild para defender sus intereses en la Política Exterior inglesa, un actor geopolítico que, en aquel entonces, tenía un protagonismo global, condujo una serie de atrocidades a lo largo de los cuatro costados del globo terráqueo, como, por ejemplo, en la vecina Irlanda, Irán, Subcontinente Indio (Gran India), Kenya, entre otras regiones. La manera por la cual, dicho genocida, aborda esos pueblos, nos enseña, al menos un poco, el carácter demoníaco del grupo que él proviene.
Como sabemos, los neoliberales, así como adeptos de otras ideologías indefendibles, alguna de ellas vinculadas al neoliberalismo, como los panturkistas, neoustashas, sionistas, neobanderistas, saddanistas, unipolares calvinistas agringados y nostálgicos soviéticos, nomás por mencionar un par de ejemplos, les encantan convertir genocidas en héroes. Uno de los íconos neoliberales es Winston Churchill, el enviado de la Banca Rothschild para ser en encargado de defender sus intereses en la Política Exterior de Inglaterra, uno de los actores geopolíticos más relevantes, a finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX. Hemos sido testigos de, muchos individuos brasileños ultra neoliberales, que son defensores de los preceptos churchillianos. Felipe Luiz de Barros Rosa, Heni, Lava, Christh Teixeira, Adriano Salinas, son meramente, algunos de ellos. Algunos hipócritas, otros ingenuos. No hay de otra. Los que adentran a la hipocresía desenfrenada responden también, dicho de paso, por elementos de infiltración, siendo jázaros étnicos, teniendo una fidelidad geopolítica, muy bien establecida.
Aunque sea venerado, sobre todo, por ciertos círculos neoliberales y sionistas, la figura de Winston Churchill, como nos presenta los hechos, está repleta de crímenes contra la Humanidad, diferente de lo que difunde la historia oficial por los medios de comunicación masiva. Como sabemos, la historia es contada por los vencedores que, casi siempre, fabrican una narrativa, totalmente desconectada de la realidad histórica, haciendo que, su discurso, se convierta en pura retórica. Churchill ha sido tan funesto como ciertos personajes difamados por círculos neoliberales, como Joseph Stalin. No es en vano que ambos estuvieron del mismo lado en los eventos que se han desarrollado en la Segunda Guerra Mundial.
Para empezar, a recordar algunos de sus pasajes por el continente africano. En Kenia, en el contexto del Levantamiento de los Mau-Mau, Churchill se ha dirigido a políticas que implicaban la reubicación forzada de personas locales de las tierras altas fértiles para dar paso a los colonos blancos y el encarcelamiento de más de 150.000 hombres, mujeres y niños en campos de concentración. Las autoridades inglesas han recurrido a la violación, castración, encendieron cigarrillos en puntos sensibles y descargas eléctricas para torturar a los kenianos. En este contexto, Churchill llegó a declarar: “Soy fuertemente a favor del uso de gas venenoso contra tribus incivilizadas”.
Churchill también se vio implicado en la hambruna iraní, entre 1917 y 1919, en el contexto de la Primera Guerra Mundial. En noviembre de 1915, el precio de un kharvar (100 kilos) de trigo aumentó a veinte tomans, “si se encontraba alguno”, después de que se vendiera todo el grano de la provincia sureste de Sistán a las tropas ingleses. Una región que, dicho de paso, se encontraban totalmente bajo ocupación inglesa. Las tropas rusas bloquearon todas las carreteras en la provincia nororiental de Khorasan, prohibiendo cualquier transferencia de granos, excepto las destinadas al Ejército ruso. La requisa de animales de carga, mulas y camellos para la industria petrolera en Khuzestan y para las fuerzas armadas ingleses y rusas, dejó la red de transporte del país en grave desorden e interrumpió la distribución de alimentos y otros bienes en todo el país, con consecuencias desastrosas. Durante la guerra, a menudo, costaba más transportar el grano que cultivarlo, en muchas partes de Irán. Todo esto hizo que las condiciones de vida de los pobres fueran aún más terribles.
Una serie de severas sequías desde 1916 en adelante agotó aún más los suministros agrícolas. A principios de febrero de 1918, la hambruna se extendió por todo el país y las multitudes en pánico en las principales ciudades comenzaron a saquear panaderías y tiendas de alimentos. En la ciudad occidental de Kermanshah, los enfrentamientos entre los pobres hambrientos y la policía terminaron en bajas. En Teherán, por ejemplo, la situación se vio agravada por el acaparamiento y la venta en corto a los clientes por parte de los panaderos. La adulteración del pan, así como los precios exorbitantes cobrados por algunos panaderos, indignaron a los trabajadores pobres de Teherán. Así, por ejemplo, los trabajadores de las imprentas, que recientemente habían formado un sindicato, organizaron una manifestación en Teherán en 1919, durante la cual, las multitudes atacaron las panaderías y graneros, pidiendo al gobierno que aumentara las raciones de alimentos, para estandarizar el precio de pan y para regular la calidad, el suministro y la venta de alimentos. Sin embargo, en la turbulenta era de la posguerra, ni el gobierno nacional, tampoco las potencias extranjeras, estaban en condiciones de hacer mucho para aliviar las crisis humanas. La devastación causada por el hambre y las enfermedades contagiosas continuó durante muchos años, causando a que también vieron relatos de informes de casos de canibalismo.
De hecho, la requisa y la confiscación de alimentos por la ocupación de ejércitos para alimentar a sus soldados se sumaron a la hambruna. Así, muchos iraníes, culpa, sistemáticamente, a la ocupación inglesa, argumentando sobre los reclamos de atesoramiento como causas de la hambruna, sosteniendo que, las actitudes inglesas hacia los iraníes hambrientos fueron asombrosamente similares a las expresadas contra los irlandeses en una posición similar medio siglo antes. Es decir, los ingleses culpaban a los iraníes mientras sugerían que, construir carreteras para sus militares, era una “medida de alivio” motivada por la benevolencia. La vieja y muy conocida arrogancia hipócrita imperial inglesa.
La hambruna sucedió durante la ocupación del territorio iraní por ejércitos ingleses y, parcialmente, rusos, durante la Primera Guerra Mundial. El control de aduana y la compra de alimentos por el Ejército inglés, durante aquel período, ha causado que, algunos escritores, culpen a Inglaterra por “empeorar y alargar” la hambruna, al nivel que, algunas fuentes iraníes, lo llaman un genocidio inglés contra el pueblo iraní, un evento histórico que causó la muerte de, nada menos, que, entre 7 y 9 millones de personas, casi la mitad de la población del país en aquella época, haciendo del país, quizá, la mayor víctima de la Gran Guerra.
La Gran Hambrina de 1943 en Bengala es uno de varios eventos de hambruna masiva, que ocurrieron en la historia de Bengala, administrada por el Inglaterra Imperial. Se estima que, de 3 a 4.5 millones de personas, murieron de hambre y desnutrición durante el período. Los investigadores e historiadores indios consideran este evento como un genocidio, cuya responsabilidad se atribuye al gabinete de guerra dirigido por el primer ministro inglés, Winston Churchill (1940–1945).
Inglaterra había sufrido una derrota desastrosa en la batalla de Singapur en 1942 contra el Ejército japonés, que luego procedió a invadir Birmania en el mismo año. Birmania era el mayor exportador mundial de arroz en el período entreguerras y los ingleses han fomentado la producción de los pequeños agricultores de Birmania, que se tradujo en un virtual monocultivo en el delta del Irawadi y Arakan. Para 1940, el 15% del arroz consumido en India, provenía del Burma, uno de los nombres por los cuales, se le conoce la gran nación birmana, mientras que, en Bengala la proporción era ligeramente superior, dada la proximidad de la Provincia con Myanmar.
Parece improbable, sin embargo, que estas importaciones puedan haber ascendido a más del 20% del consumo de Bengala y esto, por sí solo, es insuficiente para producir la hambruna, aunque se asegura que hubo menos reservas con que contar. Las autoridades inglesas temían una posterior invasión japonesa de la India británica a la región de Bengala (Raj Británico) y medidas de emergencia fueron introducidas para garantizar las existencias de alimentos destinados a los soldados ingleses y para impedir a los japoneses el acceso a las reservas en caso de invasión.
Una política de “tierra quemada” se llevó a cabo en la región de Chittagong, la más cercana de la frontera birmana. En particular, el ejército confiscó muchos barcos, incluyendo los vehículos de motor, carros y elefantes, por miedo a que los japoneses avanzaran a una gran velocidad hacia la India, pero eran los barcos que los habitantes utilizaban para la pesca, cuyos productos aportaban al mercado. El ejército no distribuyó raciones para sustituir el pescado. Al mismo tiempo, se transportaron grandes cantidades de arroz en la India central para alimentar las tropas inglesas e indias, así como Ceilán, que era en gran parte, dependiente del arroz birmano, durante el período de la preguerra y donde habían reunido muchas tropas temiendo una invasión japonesa en la isla.
El 16 de octubre de 1942, toda la costa oriental de Bengala y Orissa, fue golpeada por un ciclón. Una enorme área de cultivo de arroz hasta cuarenta millas de la costa se inundó, causando que la cosecha de otoño en esas áreas se perdiera. Esto significó que los campesinos tenían que comer de sus excedentes, siendo que, la semilla, que se había plantado en el invierno de 1942–1943, había sido consumida por el tiempo de calor que empezó en mayo de 1943.
Sin embargo, señaló el economista y Premio Nobel, Amartya Sen, se considera que, no había escasez global de arroz en Bengala en 1943: la disponibilidad era algo mayor que en 1941, cuando no había hambre. En parte fue esto lo que condicionó la lenta respuesta oficial al desastre, ya que, no había habido pérdidas de cosechas y, por lo tanto, el hambre era inesperado. Una de sus causas fundamentales, sostiene Sen, estaba en los rumores de la escasez que provocaron el acaparamiento y la inflación de los precios causada por la rápida demanda en tiempo de guerra que hizo que las partidas de arroz fueran una excelente inversión. Los precios ya se habían duplicado respecto al año anterior.
En la interpretación de Sen, mientras que los campesinos propietarios de tierras en donde creció el arroz, los que trabajaban en las industrias de las zonas urbanas y en los muelles vieron cómo sus salarios se elevaban, se condujo a un cambio desastroso en los derechos de intercambio de grupos como los campesinos sin tierra, pescadores, barberos, descascarilladores de arroz y otros grupos que encuentran que, el valor real de sus salarios había sido recortado por dos tercios desde 1940.
Lo perpetrado por las fuerzas a mando de dicho personaje en India, por ejemplo, causó el asesinato de 5.000.000 humanos por hambre, que nadie se recuerda o mejor, oculta estratégicamente, lo que aumenta el grado de la hipocresía del totalitarismo liberal.

Todo empezó cuando el gobierno de Londres ordenó la solicitud de casi todo el arroz y otros alimentos ubicados en Bengala para llevarlos a Asia Occidental y a Egipto, donde se ubicaba, el grueso de las tropas inglesas en aquella época, intentando duramente defender el canal de Suez del Ejército ítalo-germánico.
Aquellos que podían oponerse fueron silenciosos, cuando sus organizaciones políticas y sociales fueron disueltas, entre el verano y el otoño de 1942. Los altos miembros del partido y del Congreso indiano, que reclamaban la independencia, incluyendo los pacifistas, Mahatma Gandhi y Jawaharlal Nehru, fueron encarcelados. Como resultado, hubo una serie de protestas, levantes y rebeliones, que acabaron por ser contenidos con violencia por las autoridades imperiales inglesas. En pocas semanas, los ingleses ejecutaron 2.500 personas, haciendo prisioneros más de 66.000.
Decenas de miles de familias murieron de hambre dentro de sus casas. Otras han preferido ir a la calle compartir sus debilidades en la vía pública ante todo mundo. Poco a poco, las aldeas, pueblitos y ciudades, fueron llenando de cadáveres podridos y sin remoción, el mismo que las enfermedades como la cólera, tifo o disentería, que se expandieron sin control, llevando miles de vidas. La India de los ingleses se convertía en una pirámide de cadáveres y cráneos, como la invasión turca-mongol había resumido a la meseta iraní, cuando los safávidas rescataron el protagonismo geopolítico iranio ante las cenizas de la catastrófica invasión túrquica mongol.
El primer-ministro, Winston Churchill, respondió al Parlamento inglés cuando le preguntaron sobre las reservas alimentarias de Bengala, si según las teorías de su consejero científico, Frederick Lindemann, que los indios eran culpados de su situación por ser una etnia débil, que había sido reproducida en exceso y, que ahora, tenían que pagar las consecuencias de verse en la penuria por su superpoblación. Churchill nunca iría reducir las fracciones de alimentos del Ejército inglés para alimentar el Bengala, al fin y al cabo, él odiaba a los indios y no trataba de ocultarlo, llegando a afirmar, en una ocasión, que las peores personas del mundo, después de los alemanes, son los indios.
Churchill impidió aliviar la carga a la India y la aumentó, las industrias indianas fueron reconvertidas para ayudar en la manufactura de armas y uniformes a las tropas en África y la frontera con Japón. Esto dejó sin industrias de primera necesidad a las grandes ciudades de India, lo que, sumado a un aumento en los envíos de granos, provocó el colapso. Al estar las fábricas ocupadas en armamentos, bienes como herramientas agrícolas y ganaderas estaban en escasez. Esto contrajo la producción agrícola y, al no poder entregar la cantidad de grano que los ingleses pedían producir, los terratenientes de la India entregaron los almacenes de comida locales.
Al haber menos grano disponible en los comercios, el precio se duplicó, mientras los sueldos con el esfuerzo de guerra se congelaron por cinco años. Esto causó que, en 1943, murieran 2 millones de personas en la peor hambruna de la India del siglo XX. En pocas palabras, a pesar de que en Bengala había suficiente arroz y otros granos para alimentarse, la gente no tenía suficiente dinero para comprar.
O sea, para el 1941, Inglaterra mantenía un control total sobre la India, las hambrunas durante el mandato inglés eran frecuentes en toda esa región asiática, Irán, India y Bangladesh, la más aguda del siglo XIX se había llevado la vida de 2.000.000 de indios, la enajenación de los recursos naturales por los ingleses impedía cualquier reserva.
Los ingleses instalados en la India eran grandes terratenientes que producían materias primas de exportación, principalmente algodón y lino para la industria textil de Londres. Así se les prohibía a los hindúes sembrar comida para su subsistencia si no acaparaban las cuotas de algodón entregadas cada año. Los campesinos indios eran siervos. Hasta 1948, estaban anclados a un sistema de castas rigurosas. Con la llegada de Churchill al poder los ingleses, comenzaron una política de producción forzosa y expolio de cereales en Bengala para exportar a Inglaterra, lo que dejó sin medios para subsistir a millones de indios y desplazó a miles de personas, atestando las ciudades de Bengala.
El precio se duplicó, mientras los sueldos se congelaron por cinco años, causando a que, en 1943, murieran, al menos, 2 millones de personas, en la peor hambruna de la India del siglo XX. Mientras la situación se deterioró, el Virrey inglés pedía a Londres granos para la gente hambrienta. La respuesta de Churchill fue negativa, ordenando acelerar la política de destrucción de cosechas en Bengala, incrementando el expolio forzoso de cereales en el resto de la India para exportar a Inglaterra, descendiendo las cuotas que se le asignaban a la población local y que el grano sólo se destinara al frente de la guerra.
Bayly y Harper afirman que, en contraste con la incompetencia de la administración pública, los mandos militares y los militares ingleses en general, llevaron a cabo lo mejor que pudieron para combatir el hambre, el suministro de alimentos a los que sufrían y el alivio de la organización. Durante el curso de la hambruna, el gobierno repartió alrededor de 110.000.000 de comidas gratis que resultaron insuficientes para hacer frente al desastre.
Al día de hoy, sigue siendo una incógnita el papel que desempeñó Winston Churchill, el primer ministro inglés de la época. En respuesta a una petición urgente del secretario de Estado para la India, Leo Amery y Wavell, para que liberara reservas de alimentos para la India, Churchill le envió un telegrama preguntando que, si la comida era tan escasa, por qué Gandhi no había muerto todavía. Durante el mandato de Churchill, Inglaterra, dueña de Iraq desde el Tratado de Sèvres tras la I Guerra Mundial, cuando creó esa entidad política artificial tras el Acuerdo Sykes-PicotSazonov, ante una rebelión de iraquíes y kurdos, había utilizado la privación de alimentos como represalia, junto al gaseado de población civil, que supuso el asesinato de más de 10.000 personas.
El mismo Churchill declaró en el Parlamento Inglés: “No entiendo este rechazo sobre el uso de las armas químicas. Definitivamente hemos adoptado la posición en la Conferencia de Paz de argumentar a favor de las armas de gas como una forma permanente de la guerra (…) Estoy totalmente a favor del uso de gas venenoso contra tribus incivilizadas [sic]”. Por cierto, Churchill era un gran entusiasta del uso de armas químicas y, de hecho, las usó contra los indios (por rebelarse contra el dominio colonial inglés).
Inicialmente, durante la hambruna estuvo más preocupado por los civiles de Grecia, que también estaban sufriendo de hambre, que de los bengalíes. Al final, Churchill pidió la ayuda de EE. UU., en carta a Roosevelt, pero la respuesta estadounidense fue negativa. El Gobierno de Bengala no pudo impedir las exportaciones de arroz y poco hizo para importar los excedentes de otras partes de la India o para comprar reservas de los especuladores para redistribuir entre los hambrientos. En general, como demuestra Sen, las autoridades no entienden que la hambruna no fue causada por una escasez global de alimentos y que, la distribución de los alimentos no es sólo una cuestión de capacidad ferroviaria, sino de proporcionar, alivio de la hambruna libre en una escala masiva. El Raj, de hecho, hizo bastante bien en su estimación de la disponibilidad general de alimentos, pero, desastrosamente, mal en su teoría de hambrunas. La hambruna terminó cuando el gobierno de Londres acordó importar 1.000.000 de toneladas de grano a Bengala, reduciendo los precios.
La hambruna de Bengala se puede colocar en el contexto de otras anteriores ocurridas en el Imperio mogol y en la India inglesa. La hambruna del Deccan de 1630– 1632 mató a 2 millones, habiendo hambre correspondiente en el noroeste de China, causando finalmente la dinastía Ming para reducir en 1644. Durante el dominio inglés en la India, hubo unas 25 grandes hambrunas, que se propagaron a través de estados, como el de Tamil Nadu del sur de la India, el de Bihar en el norte y, en el de Bengala en el este. En total, entre 10 y 20 millones de indios, fueron víctimas de las hambrunas en la segunda mitad del siglo XIX.
Aunque la desnutrición y el hambre siguen estando muy extendidas en la India, no ha habido hambrunas desde el fin del dominio inglés en 1947 y el establecimiento de un gobierno independiente. Diferente es el caso de Bangladesh, que, a diferencia de la India, ha pasado un largo período de su existencia bajo gobierno militares, en donde ha habido hambrunas recurrentes, algunas muy recientes, India pudo olvidar aquellos episodios trágicos de su historia, lo que aumenta la tesis de que, las hambrunas tienen una profunda conexión con el mando inglés. Como lo estamos viendo, aquí vemos más de la implicancia de Churchill con desastres genocidas por el mundo.
Si todo no fuera poco, nuestra Mayúscula América, tampoco se ha salvado de la furia inglesa de dicho personaje, estando también, en las agresiones de Churchill. La organización estatal heredera del Virreinato del Río de la Plata también estuvo en la historia de las garras altamente sangrientas de este inglés genocida, llamado Churchill. En uno de sus pronunciamientos, durante la Conferencia de Yalta, en febrero de 1945, lo evidencia: “No dejemos que Argentina sea una potencia, pues arrastrará tras sí, toda Latinoamérica … La estrategia es debilitar y corromper por dentro a la Argentina. Destruir sus industrias, sus fuerzas armadas, fomentar divisiones internas, apoyando a bandos de izquierda y derecha, atacar su cultura en todos los medios, imponer diferentes políticos que respondan a nuestro Imperio. Esto se logrará gracias a la apatía de su pueblo y a una democracia controlable, donde sus representantes levantarán sus manos en masa en servil sumisión. Hay que humillar a la Argentina”.
Nunca dejemos las frases de ese genocida llamado Churchill morir. Principalmente cuando sus adeptos, desafortunadamente, abundan. Lo que Zbigniew Kazimierz Brzezinski, representó a México, “No queremos un Japón en nuestra frontera sur…”, representa Churchill para la Argentina, “No dejemos que la Argentina sea una potencia…”. Por cierto, además de este jázaro, nacido en Polonia, Joel Roberts Poinsett, John Quincy Adams y James Monroe, el tridente de la mexicanofobia estadounidense de aquel entonces, ya habían sentenciado la triste suerte de México al desmantelar el Estado iturbidista, por así decirlo, evitando que México se consolidara como una potencia Diferentes actores, mismo enemigo: el Imperio Anglo-Sionista, que se mueve de acuerdo con los funestos designios de la maldita secta del compás, algo que se quedó evidente, tanto en el caso de Joel Roberts Poinsett y Zbigniew Brzezinski contra México y de Churchill contra Argentina.

Irlanda, una de las mayores víctimas históricas del terrorismo de Londres, no podía faltar en las agresiones de Churchill. De hecho, las atrocidades inglesas contra Irlanda son muchísimas. Las de Churchill son, meramente, algunas de las barbaridades cometidas contra los irlandeses, descartándose, las protagonizadas por ‘Black and Tans’, una tropa creada por Winston Churchill, para masacrar a los católicos irlandeses que luchaban por la independencia de su sagrada Patria. Los eventos tuvieron lugar en 1920, cuando Churchill era secretario de Guerra. Miles de cristianos fueron asesinados, incluidos sacerdotes, como el padre Michael Griffin.


No es necesario seguir describiendo otros crímenes y abusos, perpetrados principalmente contra la población femenina de Irlanda. Con respecto al tema, hay una vasta bibliografía disponible para los interesados. Me parece justo recordar esos eventos, que ahora tienen 100 años. Siempre es necesario recordar, eventos como estos, cuando encontremos a personas que comparten fotos y frases de Churchill en redes sociales. También lo hace la Corona inglesa, asociada con grupos financieros apátridas, que han estado conspirando contra la Iglesia Católica durante siglos.
El anti-germanismo también hizo parte del carácter de Churchill y el episodio del funesto bombardeo de Dresde hace parte de ello. Dicho incidente se llevó a cabo hacia el final de la Segunda Guerra Mundial por parte de la Real Fuerza Aérea británica (RAF) y las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos (USAAF). Con este nombre se suele hacer referencia a los cuatro ataques aéreos consecutivos que se realizaron, entre el 13 y el 15 de febrero de 1945, aproximadamente doce semanas antes de la capitulación de la Alemania del Tercer Reich. Durante estos, entraron en acción, más de mil bombarderos pesados, que dejaron caer sobre la Florencia del Elba, cerca de 4.000 toneladas de bombas altamente explosivas y dispositivos incendiarios, arrasando gran parte de la ciudad y desencadenando una tormenta de fuego, que consumió su centro histórico, impactando, profundamente, toda la infraestructura de dicha urbe.
El número de víctimas varía enormemente en función de la fuente, pero la línea mayoritaria en la historiografía actual lo sitúa, entre 25.000 y 40.000 muertos, aunque esta sea una cantidad inferior a las de otros bombardeos de ciudades del Eje, como Tokio (200.000) o Hamburgo (50.000), el ataque sobre Dresde ha anidado en el subconsciente popular, como paradigma de la destrucción y los horrores de la guerra. Sin olvidar los bombardeos en Rumania, a través de la Operación Maremoto, un bombardeo aéreo por parte de las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos (USAAF) con base en Libia en contra de nueve refinerías de petróleo en los alrededores de Ploiești, Câmpina y Brazi, el 1 de agosto de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial. Fue una misión de bombardeo estratégico y parte de la “campaña del petróleo” para cortar el suministro de combustible y derivados del petróleo al Eje. La misión resultó en “ninguna reducción de la producción total”, por lo que, fue considerada un fracaso, pero que llevó 5.000 muertes a la nación rumana. Además de Ploiești, Câmpina y Brazi, la ciudad rumana de Galați también fue atacada por Churchill y sus aliados. Los bombarderos estadounidenses, que volaban y regresaban a sus nuevas bases soviéticas, bombardearon objetivos en la ciudad de Galați, un importante puerto rumano. Muchas ciudades rumanas fueron bombardeadas, conjuntamente por Inglaterra, Estados Unidos y Unión Soviética, en la Segunda Guerra Mundial. Aparte de estas muertes, jamás podemos olvidar, los millones de mártires rumanos, que ya combatían a los soviéticos, éstos últimos, aliados incondicionales de Churchill.
En la actualidad, lo de Dresde sigue siendo uno de los episodios más polémicos de la Segunda Guerra Mundial y todavía persiste el debate sobre si la capital sajona era un objetivo de interés estratégico, tal y como aseguran fuentes militares aliadas, si por el contrario el bombardeo fue una represalia desproporcionada e indiscriminada o si se trató de un crimen de guerra. Churchill ha considerado la posibilidad de usar gas venenoso en civiles alemanes, contrario a las reglas internacionales de la guerra moderna, siendo fuertemente desalentado por los generales ingleses y escoceses, abandonando dicha la idea.

Por increíble que parezca ser, con todo ese histórico terrible y característico del Infierno de Dante, el 21 de junio de 1955, la ciudad de Londres inauguró la estatua de Churchill con su presencia. En 1963, a la edad de 89 años, el entonces presidente John Kennedy, lo honró con el título de ciudadano honorario de los Estados Unidos. Al no poder recibir el honor en Washington, debido a problemas de salud, fue representado por su hijo Randolph. Eso nos muestra un poco, como el personaje retratado, sigue siendo muy popular en Inglaterra y en todo el hemisferio occidental, sobre todo, en los círculos neoliberales, algo que explica las razones por cuales, ha recibido el Premio Nobel de Literatura y, en 2002, fue elegido por la BBC, el mayor inglés de todos los tiempos. Nada sorprendente que, un país con un historial tan terrorífico venere a una personalidad tan espuria y deplorable como Churchill, que contiene trazos de un enorme genocida, siendo, innegablemente, un criminal de guerra.
3- El enviado de los Rothschild para operar desde la rama londrina
Ya vemos que, uno de los peores racistas de la historia contemporánea, actualmente figurando como uno de los mayores emblemas de neoliberales, es precisamente, Winston Churchill. Además de todos los episodios comentados, fue un racista convicto, teniendo orgullo del imperialismo destructivo y genocida inglés. No necesitamos ir muy lejos para que eso sea comprobado. Su propio testimonio a la Comisión Peel, en 1937, cuyo contenido señalaba a respecto de la insurgencia árabe ante la concentración de colonos jázaros, en la región de Palestina, lo demuestra. En conclusión, Churchill fue el enviado de la Banca Rothschild para ser el encargado para preservar y defender sus intereses en la Política Exterior inglesa, pactando con la Unión Soviética, el control absoluto de la maldita secta del compás. Churchill fue un criminoso de guerra, que usó armas químicas contra indianos, iraníes y rusos, además de todos los crímenes ya comentados y abordados anteriormente, pero lo más curioso es que, poco veo hablar de la dominación inglesa en el norte de África y del genocidio inglés en India, que cierto estadista alemán, criticaba vehementemente en sus comicios públicos. Menos aún se habla del hecho de que, Alemania, así como la Rumania de Ion Antonescu, hicieron más de seis propuestas de Paz a la Inglaterra, durante el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Ion Antonescu siguió haciéndolo durante la contienda sangrienta. No obstante, siempre la respuesta era un rotundo “no”, algo sencillo de entender si analizamos la correlación de fuerzas y los actores por detrás. Churchill siempre tuvo fuertes vínculos, alianzas y altos pactos con la Unión Soviética, también controlada por los sionistas, ya que, como sabemos, los bolcheviques, fueron financiados por banqueros internacionales sionistas de Nueva York y Londres, los mismos por detrás de Churchill. Pero bueno, el genocida, Churchill, a servicio del sistema financiero sionista-internacional, contestó:
“Haremos la paz con dos condiciones, que vuelvan a aceptar el patrón oro en detrimento del trabajo en la economía alemana y que vuelvan a introducir las logias masónicas”.
Con eso lo decimos todo. Lo que nos gobierna es la bancocracia anclada en la élite globalista apátrida y parásita, siendo ése, sin lugar a duda, el real enemigo de todas las naciones del mundo.

Trotsky, Lenin y Stalin, tres desagradables personajes históricos. ¿Por qué demonios Churchill o Roosevelt o cualquier europeo decente querrían unir fuerzas con ellos? Algo muy sencillo que poca gente tiene conocimientos suficientes para decretar, la razón por la cual, se dio un fuerte vínculo geoestratégico, entre Churchill y Stalin. Desafortumanete, existe una gran cantidad de incultos que creen en un supuesto carácter anti globalista y antineoliberal de la URSS. Como siempre lo hemos dicho y sostenido, la URSS, siempre estuvo al lado de los Aliados en las coyunturas geopolíticas de la Segunda Guerra Mundial, por lo que, todos estos nostálgicos soviéticos, se están engañando a sí mismos. Es cierto que, el comunismo no era tan degenerado como el neoliberalismo de la especulación geofinanceira de la actualidad, pero ¿qué tipo de estándar es ese? El comunismo comparte los mismos preceptos materialistas que el capitalismo moderno, teniendo, dicho de paso, los mismos patrones por detrás.
Incluso Vladimir Putin ha señalado que Lenin ha intentado destruir a Rusia y condena precisamente la forma en que se llevó a cabo el proceso de desmantelamiento de la URSS, no porque fuera comunista o porque anhelara la reencarnación de ese efímero periodo bolchevique, sino porque muchos rusos se quedaron bajo la égida de otros estados y porque, la debacle soviética condujo a un orden unipolar, haciendo que el Estado ruso, por así decirlo, perdiera un rol protagónico en las coyunturas geopolíticas en el sistema internacional de Estados.
Del marxismo, en particular, se puede decir que, todos los teóricos e ideólogos del comunismo y del anarquismo fueron sionistas o descendientes directos de sionistas, estando la mayoría iniciados en la masonería. Se necesitaba la elaboración de complicadas teorías, con apariencia científica y hábilmente presentadas, para engañar a todo el mundo no sionista, principalmente a las masas analfabetas de las clases bajas que serían finalmente la materia prima y motor de estas teorías, sin darse cuenta de que, todas ellas, no tenían una base realista y eran poco prácticas. Theodor Herzl, el fundador del movimiento sionista institucional ya había advertido, en su obra maestra, antes del triunfo de la revolución marxista: ‘’Somos una nación, un pueblo jázaro. Cuando hundirnos, seremos revolucionarios, seremos los suboficiales de los partidos revolucionarios. A medida que nos levantemos, también subiremos el poder inmarcesible de capital sionista”. Las huellas que los sionistas dejaron en la preparación y consumación de la Revolución Bolchevique son innumerables, pero por una u otra razón, la difusión de estos hechos ha sido tan lenta y fragmentaria que generalmente, suenan inverosímiles o fantásticos cuando se conocen en toda su magnitud. Muchos son los testimonios que confirman de forma completamente independiente que, detrás del movimiento bolchevique, se esconde un plan de hegemonía sionista.
Ahí podemos entender también, los vínculos entre Churchill y la URSS, que jamás fueron rompidos en el escenario de la Segunda Guerra Mundial, una alianza, entendida por el sionismo internacional como un matrimonio de hierro. Por lo tanto, no es de extrañarse, las razones por las cuales, los nacionalistas, rechazamos el neoliberalismo, así como el comunismo, porque por muy dicotómico que parezca, estas dos posiciones ideológicas son similares por su unidad de raíces teóricas, unidades de valores y unidad de propósitos, presentadas en dos igualmente materialistas. Ambas doctrinas anhelan un mundo globalista, uno regido por la dictadura del proletariado y, el otro, por la del capital. Izquierda y derecha son conceptos nulos y obsoletos que no tienen ninguna eficacia en el plano práctico, siendo dos caras de una misma moneda, globalista y materialista, teniendo los mismos actores por detrás. Es decir, dos perros con diferentes collares, teniendo los mismos intereses, como, por ejemplo, la des caracterización de las naciones, anhelando la consumación de un gobierno mundial unitario, desposeído de vínculos, consagrados por la Sagrada Tradición y sostenidos por herencia, historia, cultura y civilización.
Por lo tanto, para nosotros, nacionalistas de tercera posición, que hemos adentrado, sabiamente, a la madurez geopolítica de la Cuarta Teoría Política, el materialismo histórico, es decir, considerar al ser humano, sólo bajo sus aspectos económicos y materiales, es la base de lo que se denomina “civilización burguesa”, siendo la gran influencia en la formación del liberalismo y luego el neoliberalismo, así como del comunismo. Pero los nostálgicos soviéticos, ya sean seguidores de Trotsky, Lenin o Stalin, no tienen la profundidad histórica, ideológica y geopolítica, para comprender narrativas complejas, siendo rehenes de una retórica falaz, que, obviamente, nunca se sostiene.
Notas al pie:
[1] Escritor, experto en Irán, Europa del Este y Asia Central.
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