El impulso soberanista nigerino, anclado al despertar patriótico del Sahel Africano
- Márcio Forti
- 9 may
- 8 Min. de lectura
Márcio Forti¹

1 — Introducción (Panorama Inicial)
Como nos presenta la geografía, Níger representa uno de los 54 Estados que componen el continente africano, estando ubicado en la franja de transición, entre el Magreb y la África Subsahariana, conocida como Sahel. El país consistía en uno de los últimos bastiones globalistas en esta región del globo terráqueo. Como sabemos, el mundo vive una reorientación geopolítica, saliendo de la unipolaridad neoliberal estadounidense (hegemonía de la Anglosfera) y adentrando a la multipolaridad (armonía entre polos de poder independientes, anclado a una perspectiva civilizacional). No obstante, todavía vivimos una transición, que se manifiesta en una bipolaridad de bloques entre, de un lado, el Sio-Atlantismo del Arco Transatlántico de la Anglosfera (que lucha por mantener una caduca unipolaridad) y, de otro, el llamado Eje de la Resistencia (capitaneado por la Triple Entente Euroasiática, anhelando establecer un mundo multipolar, que será el orden de la soberanía de los pueblos).
Esta bipolaridad es manifestada en todos los rincones del globo terráqueo y el Sahel, como es un recorte del mundo, no sería la excepción. Así siendo, lo que sucede ahí también corresponde a un escenario de la rivalidad geopolítica, entre el atlantismo del Eje Washington-Londres y la Triple Entente Euroasiática.
2 — Componente Histórico
Níger es heredero del Imperio songhai (1464–1591) y del Reino dendi (1591–1901) y, estando conformado por la etnicidad hausa, que, comprendiendo el 55% del efectivo poblacional, siendo la gran mayoría en el bastión geográfico funcional del país, la zona sureña que alberga los campos productivos de agricultura, consiste en la nación hausa por antonomasia, pues, además de su elevada relevancia en la representatividad demográfica, lo que otorga un protagonismo cultural hausa ante los demás pueblos que componen el mosaico socio-cultural del país, el hausa, consiste en la principal lengua vernácula, que sirve de lengua franca entre los distintos grupos étnicos, siendo hablada como idioma materno por el 60% de los nigerinos. O sea, dicho idioma consiste en un eje de cohesión, siendo lengua de conectividad interétnica.
Así siendo, aunque también esté compuesto por otros grupos étnicos, como tuaregs (en el norte), zarma y fulani en el oeste, además de kanouris y tubus en el oriente, no sería exagerado afirmar que, Níger consiste en una nación hausa por excelencia, razón por la cual, el irredentismo nigerino, reivindica regiones habitadas por hausas en la vecina artificial Nigeria. Con la profanación colectiva que fue el reparto continental entre siete potencias colonialistas de Europa occidental, hemos tenido la debacle de las entidades políticas existentes en África. En el escenario de la Conferencia de Berlín de 1884–85, Francia entra en la región, encontrando poca resistencia, pues el Reino dendi, ya muy desgastado y en declive, no estaba en forma para la batalla. En 1901, los franceses depusieron al último Askia del Reino dendi terminando el control de Songhai sobre Mali y Níger hasta la independencia de aquellos países, entre 1958 y 1962.
3 — Escenario actual
En Francia, 1 de cada 3 bombillas funciona con uranio de Níger. Mientras tanto, en Níger, el 80% de las personas no tiene acceso a electricidad, con 67% del país viviendo bajo el umbral de la pobreza, con menos de 2 dólares al día. Este escenario ha desarrollado un profundo sentimiento antifrancés, que Rusia supo aprovechar, adentrando a ocupar el vacío de poder.
Y, por increíble que parezca, muchos aún se preguntan por qué la gente de Níger está harta del neocolonialismo francés. Así siendo, no solo Rusia, pero también China y, con menor intensidad, Irán, vienen trabajando para adentrarse, cada vez más en otras regiones del globo terráqueo, siendo África una zona en enorme disputa. Rusia ha redoblado sus esfuerzos para expandir su influencia en la región y arrebatar al globalismo, lo que era, uno de sus bastiones geopolíticos.

En los últimos 3 años, hemos tenido cambios de gobierno a favor de la órbita euroasiática en Guinea, Malí y Burkina Faso. Sin olvidar un pleito político en Sudán. Además de estos 4 casos, en los últimos 4 años, han habido 12 intentos de golpe de estado en los países de la región.

Respecto al escenario doméstico, podemos afirmar que, lo sucedido en Níger, señala que, la nueva Junta Militar detuvo el entonces presidente Mohamed Bazoum, teniendo el respaldo de un importante movimiento popular llamado M-62, con el apoyo de la población civil, que anhela un profundo cambio estructural en el país. Así, Omar Tchiani justificó el hecho basado en algunos pilares, tales como:
Corrupción
Inestabilidad política
Crisis Económica
Inseguridad
No podemos olvidar que, tanto Francia, como EE. UU., tienen bases militares en el país. Y con la nueva junta, anhelando la salida de estas fuerzas, todo puede resultar en una conflagración. Con este estado de tensión permanente, todo suele indicar que se pavimenta el camino a un pleito en África entre, de un lado, el Despertar Patriótico Africano y, de otro, el grupo CEDEAO/ECOWAS. Guinea, Burkina Faso, Mali y Argelia han respaldado al nuevo gobierno nigerino, mientras Senegal, Costa de Marfil y Benin tienden a cuestionar el nuevo estatus quo.
4- Bipolaridad en África Occidental
O sea, hay pleito interno en la Comunidad Económica de Estados de África Occidental. Nigeria, que, aunque sea la principal potencia regional, por su demografía, recursos y parque industrial, consiste en un país muy dividido, teniendo que enfrentar 3 rebeliones en su territorio actualmente, como la tensión con el Boko Haram en las provincias de Yobe y Borno; en el Delta del Níger y en la región de Biafra, donde se manifiesta un levante ibo, factor que fue clave para la declinación de su Senado en aprobar una hipotética intervención en el vecino del este.

Aunque Nigeria tenga una gran capacidad militar, teniendo 80 mil contras 13 mil de Níger, es muy difícil motivar a los militares nigerianos para lanzar una operación más allá de sus fronteras, para defender, supuestamente, una democracia ajena. Nadie se motiva por eso. Los elementos bélico-militares van mucho más allá del elemento numérico. Así siendo, si Senegal y Costa de Marfil acepten ser usados e instrumentados como cañones de guerra de EE. UU. y Francia contra el despertar patriótica del Sahel africano, podemos tener un nuevo capítulo de una Guerra Mundial Africana, recordando lo que fue el escenario político doméstico del entonces altamente conflagrado RDC, entre 1998 y 2003, implicando todos los vecinos.

5 — Escenario de profunda incertidumbre
La situación en Níger sigue siendo extremadamente incierta. Hace unos días, Nigeria cortó el suministro de energía del país y todos los países de la CEDEAO impusieron un embargo comercial. También les confiscaron activos en bancos regionales africanos, además de la cancelación de ayudas económicas y de diversa índole por parte de EEUU, Francia y Alemania (dicen que no cortarán la ayuda humanitaria, pero…).
En cuanto a la cuestión militar, todo sigue siendo también incierto. El Senado de Nigeria ha rechazado una supuesta solicitud de autorización para una operación militar. Pero a nivel regional aún se habla de la posibilidad de algún tipo de provocación o aventura militar contra Níger, incluso con la promesa de apoyo de Burkina, Mali y Argelia, además de la aparente llegada de combatientes del Grupo Wagner.
Por cierto, luego de una inmensa demostración de apoyo popular a la junta militar que tomó el poder, ayer se conoció que el nuevo gobierno de Níger tiene información que indica una alta probabilidad de que el país sea atacado. En esta situación, que esperamos se resuelva pacíficamente y que los nigerinos vean respetadas sus aspiraciones políticas autonomistas, nos preocupa enormemente la posibilidad de que el país caiga en una situación de calamidad por hambre y escasez, gracias a los embargos comerciales, impuestos únicamente porque el país quería seguir el camino de la soberanía. Como nos evidencia la historia contemporánea, el Imperio del Caos y de las Bases, no acepta, tampoco admite soberanías.
Como país sin salida al mar, Níger depende de sus vecinos para comprar los bienes necesarios y exportar sus pocas exportaciones. Para empeorar la situación: cuando Nigeria cortó el suministro eléctrico a Níger, hay informes de que varios de estos alimentos se estarían echando a perder. Este embargo debe verse algo compensado por el hecho de que se han abierto fronteras con Malí, Burkina Faso, Argelia, Chad y Libia, pero esto no compensa económicamente la pérdida de acceso a los puertos de Nigeria y Benín.
6- Necesidad del despertar patriótico iberoamericano en respaldo a los hermanos africanos
En estas condiciones, considerando el potencial de nuestra amada Iberoamérica para convertirse en un pilar de la multipolaridad, es necesario considerar la posibilidad de que, nuestro universo histórico-cultural, por así decirlo, pueda jugar un papel clave en la resolución de este conflicto y garantizar la supervivencia del pueblo nigerino. Olvidémonos de Ucrania, pues ese conflicto, ya en marcha, involucra temas en los que, por lo menos hasta la actualidad, tenemos poco espacio para la injerencia, como el anhelo ruso de seguridad continental y el proyecto de la Anglosfera, de cerco y fragmentación de Rusia, algo que se remonta, dicho de paso, al geógrafo inglés, Mackinder. En África realmente podemos marcar la diferencia.
Tenemos profundas conexiones étnicas, culturales e históricas con África. Nuestra presencia siempre ha sido ampliamente aceptada en África. Nuestras conexiones y proyectos en África nunca han sido sospechosos de “imperialismo”. La realidad es que, Rusia, Irán y China nos están llenando un vacío, ya que, somos nosotros quienes debimos haber desarrollado un “pivote” hacia África, mucho más allá de los proyectos de, empresas como, por ejemplo, Odebrecht, pero también involucrando acciones contra el terrorismo, infraestructura, educación y calificación de mano de obra local, etc.
Incluso tenemos una gran ventaja sobre Sudáfrica en este conflicto del Sahel, colocando a Brasil, como el país del G20 mejor posicionado, para actuar en este tema: posición geográfica. Aquí es necesario volver al proceso nacional-revolucionario africano. Olas de levantamientos patrióticos ya se han extendido por Malí, Burkina Faso, Guinea y Níger. Todos estos países, que son vecinos, ahora son aliados y se apoyan mutuamente, en la medida de sus exiguas posibilidades locales. Ahora bien, desde la punta del Nordeste brasileño hasta Conakry, la ciudad portuaria que es la capital de Guinea, hay una distancia de 3 mil km, la misma distancia que hay de Natal a São Paulo, por ejemplo.

Brasil puede y debe romper los bloqueos y embargos impuestos a Níger, creando una ruta comercial desde sus puertos a Conakry, pasando por Bamako y Uagadugú, hasta llegar a Niamey, la capital de Níger. Lo más importante sería garantizar la llegada de alimentos a Níger, así como, garantizar el flujo de productos nigerinos, a través de Conakry hacia Brasil. Incluso Iberoamérica podría intentar trabajar con ellos sin pasar por el dólar.
Simultáneamente, Brasil debe pronunciarse para disuadir aventuras militares en el Sahel e invitar a los líderes de la CEDEAO a una reunión, mediada por Brasil. Detalle: esto también es de interés nacional brasileño, porque una guerra que involucre a los países de la región aumentaría los flujos migratorios hacia el gigante sudamericano, siendo de su interés, obviamente, la estabilidad de África Occidental.
Nada de lo que ha sido comentado es descabellado, absurdo o algo fuera de las posibilidades concretas brasileñas y dentro del ámbito de la razonabilidad. Además, por la necesidad de la integración iberoamericana, anhelando la consolidación de un bloque geopolítico regional, para que podamos convertir en un polo de poder de la multipolaridad, alcanzando la autarquía regional, sería una gran oportunidad para concretar acciones juntas en respaldo al despertar patriótica del Sahel africano.
Solo hace falta que tengamos voluntad, iniciativa y pensamos estratégicamente en nuestra proyección internacional donde realmente pueda marcar la diferencia, en lugar de preocuparse por Zelensky, Macron y compañía.
[1] Márcio Forti es analista en relaciones internacionales, habla de história y geopolítica.
Bình luận