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La falacia de Dalai Lama, como el epítome de la bondad y la verdad ocultada sobre el Tibet pre-1959, un régimen altamente despótico perverso

  • Márcio Forti
  • 23 abr
  • 9 Min. de lectura

Márcio Forti[1]


El ‘feudalismo cordial’, proyectado por la media corporativa.
El ‘feudalismo cordial’, proyectado por la media corporativa.

Una de los relatos propagandísticos más extendidos en el mal llamado Occidente, es la existencia del Tíbet como una especie de paraíso budista, lleno de paz y amor, liderado por el Dalai Lama, el epítome de la bondad. Nada más lejos de la realidad, como veremos a lo largo de este artículo. Jetsun Jamphel Ngawang Lobsang Yeshe Tenzin Gyatso es el decimocuarto y actual Dalai Lama. Según vende la propaganda sioatlantista, es un pobre fugitivo huído de China en 1959, que solo busca la independencia de su tierra querida. Pero, ¿cómo se vivía bajo su poder realmente?


Foto de 1955, Dalai Lama a la derecha, cuatro años antes de exiliarse, cuando muchos dicen que “era un niño”.
Foto de 1955, Dalai Lama a la derecha, cuatro años antes de exiliarse, cuando muchos dicen que “era un niño”.

1- La realidad ocultada del régimen despótico asesino pre-1959.


Antes de 1959, el Tíbet era gobernado por un sistema teocrático y feudal, encabezado por el Dalai Lama, quien era la figura religiosa y política más importante. La sociedad tibetana estaba estructurada de manera jerárquica con terratenientes, monasterios y granjas.


Sistema estructural en el Tibet feudal.
Sistema estructural en el Tibet feudal.

En el sistema tibetano, había una clase de servidores, los llamados “serfs”, que trabajaban la tierra y estaban ligados a sus terratenientes en condiciones de puro esclavismo. Estos servidores realizaban trabajo agrícola y otras tareas sin recibir compensación alguna.


Esclavitud en el Tibet pre-1959.
Esclavitud en el Tibet pre-1959.

Los monasterios tibetanos tenían un papel destacado en la sociedad y poseían grandes extensiones de tierra. También tenían sus propios esclavos. Además, el gobierno tibetano, dependía en gran medida de las contribuciones económicas de estos monasterios.


El mal trato a sus ciudadanos era algo normal.
El mal trato a sus ciudadanos era algo normal.

El propio Dalai Lama se exilió con 3200 kilos de oro, toneladas de plata, 20.000 artículos de lujo y joyas y casi 10.000 piezas de exclusivas pieles y telas. Su familia poseía 27 señoríos, 30 ranchos y más de 6.000 esclavos. ¿Este es el defensor de la libertad, democracia y derechos humanos, que Estados Unidos defiende?


Dalai Lama, uno de los favoritos de las grandes corporaciones geofinancieras.
Dalai Lama, uno de los favoritos de las grandes corporaciones geofinancieras.

En todo el Tíbet, existían castigos severos para aquellos que intentaban escapar de la servidumbre o retaban el sistema establecido. Estos castigos podían incluir mutilaciones y otras formas de violencia. Veremos algunos ejemplos en las fotos siguientes:


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Especialmente cruel era la práctica de la desollación. Los señores y allegados del Dalai Lama coleccionaban las pieles de sus esclavos como trofeos. Todo aprobado bajo el mandato del pacífico y bondadoso líder budista.


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Este es el personaje, tan aclamado por la media corporativa, como defensor de los derechos humanos. Aquí vemos, cómo los medios masivos de comunicación, tienen una enorme facilidad de transformar villanos en héroes. Son los famosos héroes fabricados por los grandes poderes. El 95% de los tibetanos vivía en condiciones de pobreza extrema. Las oportunidades para mejorar su situación eran nulas debido al sistema feudal. Los monjes y señores recorrían las chabolas de las familias tibetanas y se llevaban a sus hijos como esclavos. Todos los monasterios y casas señoriales del Tíbet tenían su propio sistema interno de prisiones, con diversos métodos de tortura que incluían todo tipo de amputaciones, siendo el extirpamiento de ojos una práctica común para castigos.


Traducción libre: Tserch Wang Tueim, antiguo siervo de Drepung, que fue cegado y mutilado por robar dos ovejas a sus señores monásticos.
Traducción libre: Tserch Wang Tueim, antiguo siervo de Drepung, que fue cegado y mutilado por robar dos ovejas a sus señores monásticos.

La gente en el Tíbet estaba dividida en 9 grados, a los que se les asociaba un valor. La clase más alta valía, literal, “su peso en oro”, mientras que la más baja valía “menos que una tira de paja”. El Ejército de Liberación de la República Popular de China acabó con el sistema feudal tibetano. El Dalai Lama y su clase señorial, con miedo a perder su poder, organizaron una revuelta en 1959, que acabó siendo suprimida por el gobierno de Pekín.


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Tras su huída, gracias a la CIA estadounidense, Dalai Lama se convertiría en un as en la manga de Estados Unidos para, como siempre, promover la balcanización de China. Sin embargo, tuvieron que empezar una campaña de lavado de imagen para reescribir la historia y presentar a la autoridad religiosa y política de un sistema esclavista feudal como alguien deseable. Hollywood y la comercialización del budismo como “religión de paz” haría el resto. La República Popular China empezó a reorganizar la sociedad y darle una vida fuera del esclavismo a la mayoría de los tibetanos.


Una señora, que había sido esclava, recibe su primera propiedad.
Una señora, que había sido esclava, recibe su primera propiedad.

Actualmente, el Tíbet cuenta con línea de alta velocidad, a pesar de tener la orografía más complicada del mundo y su esperanza de vida se compara ya a la de un país desarrollado. Existen, además, diversos proyectos de infraestructuras que seguirán desarrollando la región, sobre todo, con la integración euroasiática, a través de las Rutas de la Seda y la conexión con Irán y Pakistán, haciendo que China huya del Mal de Malaca. Sin embargo, el Imperio Anglo-Sionista, seguirá usando la figura del Dalai Lama para promover la balcanización de China. Aparte de darle el Nobel de la Paz en 1989 para intentar capitalizar Tiananmen y la caída de la URSS, el Dalai Lama sigue siendo el epítome del bien en el Sio-Atlantismo del Arco Transatlántico de la Anglosfera.


Uno de los preferidos de la élite globalista contra China.
Uno de los preferidos de la élite globalista contra China.

Aún así, fruto de la manifiesta mejora del Tíbet en China, en donde el apoyo al gobierno de Beijing es masivo debido a la brutal mejora de las condiciones de vida, el propio Dalai Lama está en contra de la independencia.


Dalai Lama señalando que anhela, meramente una autonomía política.
Dalai Lama señalando que anhela, meramente una autonomía política.

Mientras los tibetanos de la India aún viven en condiciones miserables, los de China viven vidas plenas en donde los jóvenes van a la universidad. ¿Conseguirá el cruel Dalai Lama recuperar el favor de China? Lo dudamos, pero nunca se sabe.


2- El movimiento balcanizador, un apéndice de la CIA estadounidense


Como sabemos, en términos generales, uno de los aspectos geopolíticos del globalismo es el panseparatismo. Es decir, la defensa de la fragmentación de todas las naciones del mundo para entorpecer la acumulación de poder necesaria para iniciativas soberanas relevantes. Así siendo, la posibilidad de desagregar a China estuvo inmanente en la estrategia de Estados Unidos desde el comienzo de la Guerra Fría, en la segunda mitad de los años cuarenta. El Congreso de Estados Unidos consideró que el Tibet, como territorio ocupado por China, tenía derecho a la autodeterminación, otorgándole el respaldo al gobierno tibetano en el exilio, Central Tibetan Administration (CTA), instalado en Dharamshala (India) por Dalai Lama (Tenzin Gyatso), cuando huyó de Lhasa, capital del Tibet, tras la sublevación de marzo de 1959, dirigida por su hermano, Gyalo Thondup.


Esta revuelta, escalando varias rebeliones, que empezaron en las regiones de Kham y Amdo, en 1956, fuera preparada a partir de Estados Unidos, donde la CIA, desde 1956–57, empezó a entrenar, en el Campo Hale (Colorado), bajo la supervisión del oficial Bruce Walker, alrededor de 250 a 300 “Tibetan freedom fighters”, que posteriormente, fueron transportados en aparejos Curtiss C-46 Commando, de la Intermountain Aviation and Intermontain Airways (compañía de aviación de la CIA) y de la USAF y lanzados de paracaídas, alrededor de las montañas de Aspen, donde había sido establecida una base secreta para las operaciones encubiertas contra la soberanía e integridad territorial de China. También fueron consumados campos de entrenamiento en Jampaling, Paljorling y Tashi Gaang, cerca de Pokhara, en Nepal. Y, entre 1949 y 1951, la CIA aumentó, diez veces, el número de operadores comprometidos en las operaciones encubiertas, con el presupuesto para tales actividades creciendo 20 veces más del presupuesto para el golpe de estado contra el gobierno del primer ministro nacionalista iraní, Mossadegh, perpetrado por la CIA, através de la Operación Ajax (28 Mordad), protagonizado por los Hermanos Dulles, en cooperación con el MI6 inglés.


La Operación ST-Circus, criptónimo de sedicción de 1959, organizada por la CIA y dirigida por Gylo Thomdup, hermano de Dalai Lama, resultó en una enorme catástrofe. El gobierno de Beijing, aplastó, duramente, la revuelta, que resultó en miles de muertos. Sin embargo, la guerra secreta, con el emprendimiento de operaciones encubiertas y actos de sabotaje, contó con la colaboración, no meramente de algunos tibetanos, originarios de la región de Khan, pero también por agentes del Nepal y del servicio de inteligencia de India. Los restos fueron dispersados en 15 campos en Tibet, India y Nepal. Y, a partir de 1960, el Dokham Chushi Gangdruk (Fuerza de Voluntarios de Defensa), un ejército formado en 1958 por tibetanos entrenados y armados por la CIA, siguió la campaña de guerrillas y, a mediados de 1960, poseía, con respaldo de la CIA, obviamente, alrededor de 2000 luchadores de la etnia khampa, en varias bases, una de las cuales, instalada en Mustang, en Nepal.


El costo del Tibetan Program de la CIA, para el año fiscal de 1964, previa US$ 500.000 para las guerrillas basadas en Nepal; US$ 400.000 para el entrenamiento encubierto de los guerrilleros en la base del Colorado; US$ 225.000 para equipamentos, transporte, instalación y costos del operador de entrenamiento; US$ 185.000 destinados al transporte clandestino a India de tibetanos entrenados en Colorado; US$ 125.000 para la miscelánea de gastos, equipamientos y suplementos para los equipos de reconocimiento, almacenamiento de provisiones, reabastecimiento aéreo, preparación de estagios para la red de agentes en el Tibet, salario de agentes; US$ 45.000 para el programa educacional de 20 jóvenes tibetanos seleccionados; US$ 75.000 para manutención de las Tíbet Houses en Nueva York, Ginebra y otras ciudades (no desclasificadas); además de US$ 180.000 para subsidiar el personaje Dalai Lama. El costo total del programa de la CIA destinado al Tíbet, en 1964, fue presupuestado en US 1.735.000.


O sea, ¿todo este operativo millonario para sostener una figura que mantenía, bajo un cruento régimen despótico, un escenario de injusticia colectiva? Como vemos, más una vez en la geopolítica contemporánea, a Washington, no le importan derechos humanos, democracia y libertad, siendo excusas para engañar a muchos, ganando la opinión pública. Lo que está en juego son severos intereses geoestratégicos, geopolíticos y geoeconómicos. El periodista brasileño, Aldo Pereira, que alrededor de 2008, visitara el Tibet, a servicio del periódico Folha de São Paulo, resaltó que, el dólar, en 1964 (cuando Dalai Lama ganó US$ 180.000, el equivalente a más o menos, US$ 15.000 mensual), tenía un poder adquisitivo mucho mayor de lo que tuvo en 2008, con el gobierno estadounidense manteniendo la política de canalizar fondos para la causa tibetana por media de otras instituciones, como la Oficina de la Población, Refugiados y Migración (Órgano del Departamento de Estado) y la Fundación Nacional para la Democracia, que, aunque oficialmente no es agencia del gobierno, recibe US$ 80 millones del Tesoro de los Estados Unidos.


Segundo el propio Dalai Lama confirmó, a despecho del deseo de Estados Unidos de mantener buenas relaciones con China, el Congreso de Estados Unidos “at least supports Tibetan human rights”. El supuesto apoyo a los derechos humanos, en la realidad y la práctica, siempre ha consistido en sostener el movimiento separatismo, usando la figura de Dalai Lama en las operaciones de guerra psicológica (psy-ops) contra China. No existe duda de que, Dalai Lama, desde finales de los años 1950 u incluso antes, recibe estipendio de la CIA. Hasta 1975, pudo ocultar el rol de la CIA en el levante de 1959, por el cual, a través de radio, mantuvo contacto con sus agentes en Tibet. Pero, 50 años tras la eclosión del levante en Lhasa, capital del Tibet, aunque se declarara contra la violencia, otorgando entrevista a la periodista Claudia Dreifus, del New York Times, en la cual, elogió como “very dedicated people”, los guerrilleros tibetanos, que deseaban sacrificar sus propias vidas por la nación y encontraron medios de recibir “help from the CIA”, cuya motivación “was entirely political”. Acrescentó todavía, “today, the help and support we receive from the United States is truly out of sympathy and human compassion”. El progama de la CIA para la región, que según Dalai Lama era de verdadera “sympathy and human compassion”, consistió desde el inicio en acción política, “propaganda and paramilitary activity”, en violencia, mediante el entrenamiento de guerrilleros tibetanos para la guerra secreta contra China.


La guerra secreta duró, virtualmente hasta 1971–72, cuando el jázaro estadounidense, Henry Kissinger, como asesor de Seguridad Nacional, convenció, el entonces presidente Richard Nixon de que, Estados Unidos, debían buscar un acercamiento con China, por ser “central to the establishment of internacional order and trascended US’s reservations about China’s radical governance”. También Washington se decepcionara. Ha fracasado, rotundamente, como era de esperarse, por el rechazo del Tibet popular y profundo al régimen despótico feudal de la dinastía de Dalai Lama, en sus esfuerzos para promover la secesión del Tibet. Y Beijing, presionó al gobierno de Nepal para cerrar los campos de entrenamiento en Mustang. Dalai Lama, exilado en Dharmsala, envió entonces mensaje, en julio de 1974, exhortando los guerrilleros, comandados por la CIA y entrenados por el Kampa Gyato Wangdu, comandante de la base, a rendirse y entregar las armas a los soldados del Ejército de Nepal, bajo el gobierno del Rey Birendra Bir Bikram Shah Dev (1972–2001).


Wangdu y más algunos intentaron escapar, pero, a 20 millas de la frontera con India, enfrentaron una presa de fuego de los soldados nepaleses. Casi todos han sucumbido, incluso Wangdu, cesando el movimiento de la guerrilla. No obstante, las operaciones de guerra psicológica (psy-ops), prosiguieron, usando la figura de Dalai Lama, pues, como observó el periodista brasileño, Aldo Pereira, cuanto más fama y prestigio él tuviera, mayor aporte de recursos financieros provenientes del número creciente de entidades, técnicamente, no lucrativas, además de las donaciones de ricos y partidarios generosos (contribuciones deducibles de impuestos), la campaña recibiría.


Referencias bibliográficas:


MONIZ BANDEIRA, Luiz Alberto. A Segunda Guerra Fria. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 2013 (128–132).


[1] Márcio Forti es analista en relaciones internacionales, habla de história y geopolítica.

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